10 de diciembre de 2008

Corazón alcancía


Declara un conocido mío que el objetivo de los hombres es conseguir un “acostón caro” y se consigue usando a los demás para llegar al punto en que tienes todo a pedir de boca, al menos en el ámbito material/económico.

Mientras él explicaba su filosofía de vida mercantilista me quedé con la duda de si su novia sabía o compartía su opinión, puesto que se necesita tener mucha sinceridad con una misma y aceptar o tolerar el juego del noviazgo tradicional adornado de “Te amo-eres el amor de mi vida” que a ellos les gusta representar, puesto que la mayoría de las mujeres prefieren las mentiras piadosas.

Aunque a mi parecer el verdadero acostón del chavo es lograr superar al padre de su novia (la cual se graduó de la universidad jesuita y ahora está en Italia), pero… ¿y si ella comparte su mentalidad de usar-desechar en busca del auténtico acostón caro y encontrase en tierras europeas alguien más acorde a las expectativas comerciales, un CEO de una empresa, guapo y con mucho dinero-, cómo actuaría su novio? ¿La felicitaría por lograr sus metas y objetivos de vida? ¿Se limitaría a aceptar que él fue el bocadillo mientras llegaba el plato principal? ¿Diría la consabida frase de “pinche vieja caliente”?. O por el contrario, ¿Si ella se relacionara con alguien cuyo capital no se compara con un egresado del ITESM y él no tuviera probabilidades de salir en la revista Expansión?

Supongo que es cuestión de cada quien definir qué es un acostón caro, si bien para mí sólo es prostitución moralmente aceptada.

Siempre he tenido esa inquietud de hasta dónde se puede ser sincero con la pareja que dices amar, cuándo es necesario dejar ver las necesidades materiales sobre el amor, ahora más que todo lo que te pueda comprar un hombre también una se lo puede comprar…Creo que pocos podrían soportar el hecho de que te digan lo que verdaderamente buscan en tu persona o cuál es el punto en que decides empezar una relación con alguien, ya sea el miedo a la soledad, compartir tus intereses con alguien más, o un simple acostón…caro o barato.

4 Fisgones morbosones:

Eduardo Cabreado dijo...

Yo concuerdo en que toda relación al igual que todo proyecto nuestro de vida persigue uno o más fines, pero yo en lo personal como hombre veo que reducirse a esa lista tan pequeña y banal es ser poco ambicioso si se trata de vivir mi vida a pleno.
El dinero se acaba con cada caprichito que nos permitimos, el sexo llega a formar parte de una rutina, los regalos en realidad son innecesarios (las navidades y demás fiestas sin esas imposiciones sociales son las que se disfrutan más al lado de los seres amados), los viajes y comidas al extranjero son solo pretenciones con las que se presume el poder adquisitivo más que una búsqueda de placer y aprendizaje, y al final cuando logras esas metas, no te quedas con nada que dure para siempre.
Yo no las critico a ustedes, mujeres, por tener alta la guardia ante la hipocresía y la volatilidad del hombre y su mezquinidad, y creyendo en ese derecho y necesidad es que yo procuro que mis hechos hablen mejor por mí que cualquier promesa de amor eterno o mariachi de medianoche, para que un día ella más allá de toda duda razonable tenga la seguridad de darme el sí a sabiendas de que es ella y nada o nadie más lo que yo quiero para mí.
Como siempre, este es mi punto de vista compartido para contigo y tus demás lectores que hacemos de éstos tópicos un crisol maravilloso de ideas sin buscar contrariar a nadie.

Saludos y que pasen muy buenas posadas prenavideñas (abríguense bien y no se las tomen tan heladas).

Anónimo dijo...

En nuestro caso, experimentamos una sinceridad poco común como pareja por habernos dado tiempo. Ahora sabemos que es mucho más prudente engañar a la amante ocasional que a la esposa, es decir, pedirle permiso a tu esposa para probar otras anatomías, y si ella lo aprueba y te animas, entonces hacerlo y engañar a tu aventura diciéndole que se lo estas ocultando a tu esposa. En caso contrario la esposa vale menos que la aventura.

Es recomendable hacerse esposos legales, porque el cerebro puede fallar, nos podemos volver locos, y entonces la sociedad -un poco menos injusta que uno ya orate- puede rescatar al otro socio de una ruina innecesaria. Es comprar una especie de seguro. No es caro.

La complicidad que tiende a la totalidad justifica el permanecer juntos por tanto tiempo y disfrutas mientras te fundes como aleación, con aportaciones de dos metales diferentes. Apenas te das cuenta, porque el proceso es indoloro. El amor junta las cosas en este universo, desde los átomos hasta las galaxias y puede durar milisegundos ó décadas, al grado de modificar sustancialmente lo ordinario.

El problema de decir qué buscas no tiene mucho sentido, porque es díficil saber qué buscamos; tendríamos que haber nacido "ya completos". Creer saberlo te aleja de esa humilidad tan necesaria para gozar encontrando nuevas verdades. Con paciencia aprenderás más cosas, con cientos de acostones y compartiendo pocos hijos, pocas deudas, pocos platos sucios, temperaturas bajas... Definitivamente, estas últimas suben cuando dos pieles se apretujan.

Cuando ya puedes hablar del "amor de tu vida", cuando pasaste por mucho el punto de no retorno, muchas preocupaciones desaparecen ó se transforman. El chiste es tener fé en el proceso: iniciar y no parar.

En un teibol-dans, una muchacha se desnuda completamente en el lapso de tres canciones. Si como pareja nos desnudáramos uno para el otro sin prisa pero sin pausa, en digamos tres décadas, entonces esa vida sería "muy interesante"...

Vartan dijo...

Volviendo a lo de los chimpancés, sería nadamás un capítulo personal del llamado sexo de status. Lucir a la conquista para presumir mi prominencia ante la manada social.
Es mas sencillo verlo como tema de zoología que darle una explicación existencialista afectiva psicologíca ética trascendental.

Matemáticamente, habría quienes prefierieran que el acostón tuviera costo cero: en este caso hablariamos de quienes usan el sexo como sexo explorador, como fin en si mismo, como refuerzo del lazo de pareja.

En lo personal, creo que el endiosamiento del sexo es la adicción bioquimica a una posible solución de la neurosis cotidiana.

TeReSa dijo...

Sus opiniones siempre me cautivan,gracias por alimentar al "monstrito" BLOG.