6 de junio de 2009

La sangre enemiga




Tenemos pasiones y sentimientos contenidos en la sangre. Luchamos contra ellos para sentirnos racionales pero si nos dejamos conducir por estas pasiones creo que la vertiente final será siempre la misma: la muerte en cualquiera de sus versiones.


Amar y odiar, casi lo mismo pero de distinta manera. A veces somos correspondidos y otras ignorados, o ambas simultáneamente. Estas pasiones no dejan lugar a medias tintas, no hay descansos cuando se padece de esta asfixia mental. La sangre -vida - se convierte en nuestra enemiga; contendemos contra lo que nos mantiene vivos a pesar de que nuestra vida no es más que un cúmulo de miseria, sordidez y desesperanza. Abrigamos una pasión como la pequeña ilusión cuando nada nos pertenece ni nosotros mismos.


Esa fue mi torpe reacción/conclusión cuando terminé de leer la novela de Luis Spota "La sangre enemiga", cuyos personajes son la imagen de la sórdidez, uno grupo de nómadas que pretenden ser acróbatas de calle que subsisten de las monedas llenas de lástima arrojadas al viejo sombrero de fieltro. Hay que imaginarse el nivel en que se encuentran cuando los habitantes te los cinturones de miseria se compadecen de ellos.

La válvula de escape es el alcohol, el sexo y la violencia. En el mejor de los casos, la idiotez congénita es la mejor opción pues no hay pasiones que crear y mantener.

Sara es como yo quiero que sea. Y no admito que traten de cambiar, alterar, deformar mi verdad, la imagen que he creado en el corazón. A un hombre, a cualquier hombre, debe respetársele la mujer, no importa que tan mala digan los demás que es.


Así pues, los llamados buenos sentimientos se crean para las alianzas de sobrevivencia puesto que se necesitan a los otros que están en las mismas condiciones para no morir solo. Un hombre necesita a una mujer que le planche, le cocine, le remiende; mientras que una mujer busca la protección requerida en un ambiente de peligro acechante. No hay placer físico, sólo un desahogo a la imperiosa rearfimación de estar vivo y estremecerse. Inclusive, tener un hijo brinda el consuelo de saber que se puede amar y que no se es insensible a todo.

"De todos modos ese hijo no hubiese nacido nunca, porque no llegó a hacerse carne en mis entrañas; escapó de ellas en la terca sangre que manchó mis muslos desde la madrugada que Esteban, todo él furia, vengó en mi su irremediable fracaso masculino".


Deasliento y sombras, sustantivos que caracterizan a una vida sin escapes.
"Quisiera ser como las otras, que recurren a Él cuando se sienten débiles, abandonadas o infelices. [...] Esto es el fin de la esperanza. Hasta el más desdichado vive su momento de fe, su instante en que depende de Dios para todo".




"La sangre enemiga"
Spota, Luis (1925-1985)
Editorial Diana
3era. Impresión 1970.


1 Fisgones morbosones:

Anónimo dijo...

I read the book many years ago when a was a teen, I had a big impact to read about sex, violence, and hopeless.
Please don't give to read this book to your children, they will be depressed many yeares.
R