Después de un año que se ha pasado como onda senoidal (¿?), sólo tengo unas cuantas necesidades básicas: descansar, andar a paso lento y tomar un café. Bueno, soy afortunada de que en esta ciudad haya quien se deje acompañar por mí, personas hermosas y generosas, pero de repente extraño un poco de mi rutina sosegada en las tardes marchitas de los domingos, sintiendo que sólo soy una sombra bajo el ocaso de un sol estival, estando con él y siendo de él.
27 de junio de 2010
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