Y aun sucede de vez en
cuando que alguien me pregunta por qué siempre ando en mi mundo y entre burlas condescendientes de que
soy la rara del grupo y todo por no salir cada fin de semana, emborracharme, ligar
algún fulano o sencillamente por no ver la tele. Como si volviera a esa época
del bachillerato de fiestas y fajes que darán de que hablar en el chismorreo del
grupo social al que estés afiliado involuntaria y/o artificialmente.
No hay diferencia más que la edad, 15 o 30 años y seguimos en lo mismos
rituales sociales. Sigo siendo la chica-de-lentes que molesta con
su silencio más que con cualquier palabrería vana.
De nuevo doy alguna
excusa burda para salir del paso para después volver al escondrijo donde planeo
conquistar el mundo.
1 Fisgones morbosones:
somos raros
la vida es rara
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