Dejarías la puerta abierta de tu casa para que pasara cualquier desconocido y por puro azar esperar que no te haga daño o se robe tus pertenencias pero también puede ser también lo contrario que renueve tu espacio y ya no lo quieras dejar ir...
Creo que así sucede al momento de dejar entrar en nuestra vida a alguien, abrimos tímida o directamente la puerta del corazón y la mente con la esperanza de que entre todo el conglomerado de gente anónima se deslice a través de nuestro zaguán esa persona que volteará tu existencia, donde las barreras se vuelvan invisibles y ese desconocido sea un individuo con facciones y acciones inolvidables.
La mayoría tomamos el riesgo, por si las dudas cierro mi puerta pero siempre dejo alguna ventana abierta.
Creo que así sucede al momento de dejar entrar en nuestra vida a alguien, abrimos tímida o directamente la puerta del corazón y la mente con la esperanza de que entre todo el conglomerado de gente anónima se deslice a través de nuestro zaguán esa persona que volteará tu existencia, donde las barreras se vuelvan invisibles y ese desconocido sea un individuo con facciones y acciones inolvidables.
La mayoría tomamos el riesgo, por si las dudas cierro mi puerta pero siempre dejo alguna ventana abierta.
5 Fisgones morbosones:
Such is life: risks.
Ser naturalmente antisocial a veces ayuda a no resentir tanto las limitaciones de espacio personal.
Aunque es como lo planteas, no podemos escapar al hecho de ser seres sociales.
*Alexander: Siempre es un riesgo, y vale la pena a pesar de nuestra renuencia social.
*Eduardo: Siempre se puede platicar a través de una ventana.
Gracias x los comentarioos!!
La asfixia no es opción... ¡Saludos!
Siempre existe la opción de un suicidio social...
Saluds!
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