17 de junio de 2010

Bajo la luna



Lo de hoy es tener Facebook, aparte de sus estúpidos juegos, también tiene la opción de hurgar lo que hacen las personas que un día se cruzaron por tu vida.

Me siento extraña, como inadaptada, atrasada cuando observo fotos de algún conocido/familiar y presume lo feliz a causa de su boda o con sus hijos, su vida en general. L
a mayoría, es gente de mi edad, parecen tan completos mientras yo ando en algún punto del país deliberando entre trabajar, viajar, tomar fotos, dormir, hacer ejercicio y de vez en cuando ver  a mi familia. Como si no terminara de poner los pies en el suelo y dejara lo importante de lado.

Como dice la canción "Puse un precio a mi libertad" y ahora lo pago, no me arrepiento puesto que sería perder el tiempo en ello, si comparara esto con una carrera es como si todos siguieron el carril hacia la meta y yo me salí de la pista, puede ser que por miedo a tropezarme o porque no quería llegar a la misma meta que los demás.

Tal vez, ahora tenga un estilo de vida que me permite comodidades, si bien lo he conseguido de una manera un tanto distinta y he llegado al punto en el que recapacito que no quiero lo que todos presumen, busco aquello de lo que carezco, pues todo me ha sido dado.






2 Fisgones morbosones:

El Rulfiano dijo...

Despues de todo, Teresa, no somos tan pocos aquellos que no deseamos llegar a la misma meta que cruzan los demás.
Un beso y un abrazo.

TeReSa dijo...

Es verdad, no somos pocos, pero nos protegemos demasiado en la coraza de la soledad que olvidamos que es agradable compartir aquellos momentos de silencio.