28 de julio de 2008

En la guerra como en el amor


"Cuando le dije que la pasión, por definición no puede durar
¿cómo iba yo a saber que ella se iba a echar a llorar?
no seas absurdo me regañó,
esa explicación nadie te la pidió
así que guárdatela, me pone enferma tanta sinceridad.


Yo le queria decir la verdad
por amarga que fuera,
contarle que el universo era más ancho que sus caderas,
le dibujaba un mundo real
no uno color de rosa,
pero ella prefería escuchar mentiras piadosas."

Me gusta esta canción de Joaquín Sabina porque en ocasiones no quiero enfrentar la verdad, me debería sentir más a gusto y segura conociéndola pero es todo lo contrario, me llena de angustia y puedo desesperarme como si tuviera algo clavado en la garganta. Trato de ser objetiva y racional cuando se trata de asuntos ajenos pero en mi vida hay circunstancias en las que preferiría permanecer en la oscuridad.

Soy sensible sobre lo que pasa en el mundo, aunque parezca lo contrario; me cubro con una dosis de sarcasmo e ironía y me sirve para permanecer entera cuando veo que por todos lados algo está mal y la solución está más allá de mis manos o no es inmediata. Los pocos ideales que puedo llegar a tener se desvanecen con sólo salir de mi casa (que no es perfecta, obvio) y entro en un estado de catarsis en que me limito a analizar los hechos y fenómenos pero me frusta no poder actuar más, ya sea por indiferencia, vergüenza o qué se yo. Aun así, me conservo o modifico si es necesario de acuerdo a lo que considero mejor.

(Ahora si parece un discurso de aflicción donde le rogaría a Dios que me ayude).

1 Fisgones morbosones:

Anónimo dijo...

A mi me gusta esta canción de Serrat:

El milagro de existir... El instinto de buscar...
La fortuna de encontrar... El gusto de conocer...

La ilusión de vislumbrar... El placer de coincidir...
El temor a reincidir... El orgullo de gustar...

La emoción de desnudar... y descubrir, despacio, el juego.
El rito de acariciar prendiendo fuego.

La delicia de encajar y abandonarse.
El alivio de estallar y derramarse.

Y el amor, el amor, el amor, el amor, el amor, el amor.