10 de septiembre de 2022

Pausa y continuar

Hace un año murió mi papá. 

Un cáncer invisible fue la causa, ni siquiera sabíamos que estaba así de enfermo, creo que él tampoco lo sabía, simplemente su cuerpo se colapsó y dejó este mundo. No hubo funeral ni velorio; primeramente porque ninguno de mi familia teníamos ganas de atender a nadie y la pandemia impedía reuniones. Aun me cuesta hablar de ello, simplemente un día lo escuchas en una llamada y horas después te avisan que los doctores no pudieron hacer más para ayudarlo. 

Originalmente, escribí esto en octubre 2021, a la fecha no tengo palabras para expresarme ya que siempre me ha costado ser abierta a mostrar cómo me siento. Me reconforta saber que lo escuché y hablé con él antes de entrar al hospital, siempre tuvimos contacto y a pesar de la distancia me sentía apoyada y cuidada por él, fue un buen padre e hizo lo posible por cuidarnos.

He aprendido a enfrentar el hecho de que no lo volveré a ver, que la casa no será la misma sin su presencia física pero sé que será parte de mí hasta que yo también me vaya. El dolor está presente pero lo asimilo poco a poco, no es fácil dejar pasar que tuve a alguien por 36 años a mi lado y que no volverá.

Queda lo vivido y sé que así nunca morirá. 





27 de julio de 2020

De aquí pa´l real

Qué año tan extraño...

Creo que todo lo que podía pasar nos toca vivir surge un virus mutado o inventado en un laboratorio y nos hace quedarnos en casa. Momentos de incertidumbre, de ansiedad, de temor...

¿Es evolución o sólo algunos están jugando a ser dioses? Como sea, nos queda esperar y aprender, ahora más que nunca que se puede perder todo por el aleteo una mariposa o un estornudo. 

En una semana cumplo 36 años y sólo espero como regalo seguir teniendo salud, estar junto a los míos y esperar a que esto pase. 



8 de diciembre de 2019

Perdida en la nube

Hace como un mes, Facebook me bloqueó o eliminó una de mis cuentas sin previo aviso, sólo noté que no podía publicar nada con mis contactos y no tenía notificaciones. Mi hermana fue la que me dijo que no aparecía mi perfil en su lista de Amigos. Cerré sesión y no pude entrar, pues era como si mi cuenta ya no existiera.

Fue Rey quien me comentó que los algoritmos de FB han de haber notado que tenía dos cuentas y lo tomaron como suplantación de identidad, lo raro es que bloquearon la cuenta con más antigüedad, la que tenía desde 2009. Sentí feo pensar en todas las fotos que subí y algunas no tenían respaldo en la computadora, y de un momento a otro, se perdieron. O eso creí pero intenté recuperar mi cuenta desde una computadora de escritorio, al parecer sigue existiendo mi perfil pero resulta que FB me solicita comprobar mi identidad con un documento... 

Así que dándole gusto a la inteligencia artificial, pero me dice que hay que esperar que ellos decidan si soy yo...

Vaya, por lo pronto, subo una foto a este viejo diario, esperando que tampoco decida borrarme...





24 de junio de 2019

El pobre rincón olvidado

Tomo mi computadora y mientras espero que se descarguen unos archivos, miro la ventana y se me ocurre escribir en el blog. No tengo ideas frescas más allá de los recuerdos que vuelven, aquellos  de cuando escribía al menos una vez a la semana, las fotos que compartía, los intentos de poemas...

El día está muy nublado y la lluvia caerá de un momento a otro, aun me sorprende la cantidad de agua torrencial porque sigo siendo parte del desierto norteño, aquel de los 40 grados. Diez años en esta ciudad y me sigo sintiendo extraña, conozco casi todas las calles, la comida, y su caos habitual, pero me mantengo aparte como si sintiera que regresaré un día cualquiera a las tolvaneras y no quisiera sentirme extraña entre la tierra y el sol quemante. 

Las gotas empiezan a caer y cierta melancolía se apodera de mi ánimo, es tiempo de reposar las ideas.