De las cosas que más me ha costado aceptar es mi manía de tener siempre la razón, ser demasiado demandante y aunque hay días en que lo olvido sé que no te puedo pedir que estés conmigo como una orden a cumplir o peor, que permanezcas a mi lado por el hecho de que así yo lo quiero.
Sigues aquí, y no puedo más que desear que ya no nunca te vayas. Bien sé que esa será una exigencia que cumpliremos cabalmente y de la mejor manera.
Porque somos de esos casos raros en que estamos hechos el uno para el otros y aun así estamos juntos.
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