5 de agosto de 2013

13

Antes de llegar a casa, mi mamá me advierte que mi perro está muy flaco y débil por lo que tal vez no pueda salir a recibirme ya que últimamente ha estado comiendo poco y al parecer tiene un tumor en el lomo. Apenas al estacionarnos noto enseguida la silueta negra que se desplaza lento hacia la puerta y, es verdad, su costillar y los huesos de la cadera se traslucen sobre aquel pelaje de noche y mejor me adelanto hacia él para evitarle la fatiga y tal vez el dolor que le cause caminar. No sabemos a ciencia cierta qué tan deteriorado esté su cuerpo más allá de lo que se aprecia a simple vista, después de más de 13 años me hago a la idea de que pronto tengamos que despedirnos por lo mientras me espera paciente a que vuelva. 

Su ánimo no decae pero su cuerpo ya no aguanta, su nombre es Bebo pese a que ahora es el abuelo de la casa que decae en silencio mientras cada quien sigue su camino, veo su tranquilidad y me incomoda pero sé que no es reclamo por mi ausencia sino una sencilla sabiduría de animal que con la mirada me dice que todo estará bien. El veterinario  afirma que mi perro está agradecido por tener una familia aunque resulta que los verdaderos agradecidos somos nosotros.



5 Fisgones morbosones:

Mané Salinas dijo...

Tu perro es hermoso y ojalá pase el tiempo que tenga que pasar con ustedes y que su despedida sea tranquila. Un abrazo.

Eduardo Cabreado dijo...

u_u

la MaLquEridA dijo...

¡Pobrecito! Ojalá tenga remedio.

TeReSa dijo...

*Mané: Por mí quisiera que estuviera toda la vida humana con nosotros, sólo sé que será siempre recordado.

*Eduardo: Es ver irse a un amigo/hermano.

*Malquerida: Lamentablemente, por cada día bueno tiene 3 malos. Lo único que no quiero es que sufra.

reptilio dijo...

cuida un chingo al perro y quierelo madres

;D te mando un abrazote y disfruta el viaje, diviertete y come rico

¡salud!