20 de septiembre de 2011

Un día de esos...

He estado más de cuatro meses en esta ciudad, los días me parecían tan largos y calientes encerrada en este departamento si bien hace unos días compré un edredón pues las noches son cada vez más frescas y el sol se va a la cama temprano algunos locales me dicen que así seguirá hasta que, tal vez, caigan las primeras nieves. La mayoría le teme a esas noches que parecen eternas en este desierto y tienen razón: sentir las frías agujas del invierno rasgando la piel mientras que algunos seres habitantes de buhardillas confiamos en que dure lo suficiente para caminar despacio hasta el sol vuelva a exigir su lugar.

2 Fisgones morbosones:

Eduardo Cabreado dijo...

No olvidemos también que con el frío aunque también llega el confort para los que no soportan el calor, tambien vienen desgracias para quien se expone a esos viajes clandestinos que a veces parecen no tener retorno...

TeReSa dijo...

Sí, son las dos caras de la monedaaa...