Hay situaciones que nos marcan y al lamer nuestras heridas le encontramos gusto a la sangre. Así sucede y después de un rato, no nos reconocemos sin las cicatrices. Se podría decir que el surco dice más por nosotros y hasta tiene personalidad propia.
Una cesárea, una pelea, una caída, una quemadura, un castigo...el tiempo detenido en nuestra piel.
2 Fisgones morbosones:
Hay tatuajes que no dejan marca en la piel sino en el alma. Si pudiera arrancarme la piel, tal vez lo haría.
Las cicatrices protegen también la piel, aunque no sean gratas de vista.
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