En ocasiones siento que no es sano que varios adultos vivan bajo el mismo techo mucho tiempo, con la excepción de las parejas, considero que juntar varias personas con su temperamento e ideas diferentes a determinado plazo las cosas se descarrilan y aunque hay momentos de calma cualquier chispa inicia la ignición y cada uno querrá hacer valer su posición y condición dominante.
En mi caso, he vivido sola desde hace dos años y de repente te mandan a trabajar con otras dos personas y vivir en la misma casa, lejos de lo que conoces y hay que actuar de acuerdo a las circunstancias y elementos que estén a tu mano para llevar a cabo un buen trabajo. Sé que cada quien tiene su forma de llegar a la misma meta, pero considero que respetando siempre. Los vicios pueden aplastar fácilmente a las virtudes personales y hace falta mucho valor para reconocer cuando te equivocas ante la persona que consideras distinta.
Hay que hacer acopio de paciencia y análisis para aprender de personas que en tu vida se te hubiera ocurrido incluir en tu círculo social, me pasa que ahora comparto un departamento con dos hombres (A y B), uno de ellos es el encargado de este asunto y el otro y yo los ayudantes. Se supone que B debía ser el encargado pues tiene más antigüedad, pero su falta de iniciativa no sólo lo relegó a un segundo plano sino que ahora el chavo A y yo somos la parte activa del grupo y él sólo se repliega en el sillón.
No es sólo su hartante pasividad, sino su pensamiento mediocre y comentarios machistas, pero como dirían por ahí eso me hace lo que el viento a Juárez (de dónde viene ese refrán??)...La vida es cabrona pero después de tener a tu cargo un grupo de 30 hombres y 20 mujeres pues simplemente ya el colmillo se afila para lo que venga.
Experiencias como esta son importantes porque conoces la mente propia y ajena, fortaleces tus creencias o las desechas, pero a pesar de la frustración de estar con gente a la que con gusto mandarías a la chingada, no veo para atrás. Sé que cada día se renueva la posibilidad de crecer y aprender. Y esos, esos siguen siendo oruguitas.
Experiencias como esta son importantes porque conoces la mente propia y ajena, fortaleces tus creencias o las desechas, pero a pesar de la frustración de estar con gente a la que con gusto mandarías a la chingada, no veo para atrás. Sé que cada día se renueva la posibilidad de crecer y aprender. Y esos, esos siguen siendo oruguitas.
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