27 de febrero de 2011

Don



Estaba viendo la biografía de Liberace, aquel pianista de los años inocentes del mundillo del espectáculo. Fue el artista mejor pagado en su época de mayor esplendor, criticado por "popularizar" obras clásicas de Beethoven, Mozart, Chopin, y a la forma de ver de Liberace sólo eliminaba las partes aburridas y brindaba al público lo mejor de la composición.

Era un showman, su público lo amaba y viceversa, él demostraba adoración por su madre, hordas de señoras miraban a ese niño travieso que gustaba usar ropa femenina, un hijo perfecto, asexual sin alguna mujer que les arrebatara el cariño de Li.

Se podría decir que fue el primer Rey del bling-bling, sus colecciones de pianos y Roll Royce lo elevaron a un plano casi inalcanzable para las amas de casa quienes deslumbradas por su sonrisa y sus mansiones no se imaginaron que dentro de aquellos palacetes habitaba un hombre solitario, egocéntrico y homosexual. Subió tan alto que no faltaba quien deseara que cayera estrepitosamente.

Sentí lástima o compasión por este músico que brindó alegría a las masas pero no tuvo quien le ofreciera lo mismo así como estaba enclaustrado en su oropel. La promiscuidad hizo presencia para sofocar el vacío del pianista y asimismo le trajo una muerte prematura. El SIDA se apoderó de su cuerpo y acabó con él, quien hasta el último minuto de su vida se aseguró de que la peluca estuviera bien colocada en su cabeza.

Y es aquí donde a medias visualizo el panorama de si cada don acarrea también un flagelo, si hacer lo que nos gusta es la parte pesada del camino.

(Estar sola me está haciendo más sentimental?)





3 Fisgones morbosones:

Anónimo dijo...

Muy bonito dibujo. Es tuyo?

TeReSa dijo...

No, lo saqué de alguna página de internet pero desconozco quién es el autor.

El Rulfiano dijo...

Muchos genios de las artes se han dejado arrastrar por los excesos al grado de llegar a una especie de lento suicidio. Quizá tenga algo que ver su desmesurado talento, pero en lo personal creo que en gran parte se debe a su introspectiva personalidad y a su temperamento. Si a esto le sumamos el deterioro de carácter que sufren por sus adicciones, el camino no es otro que el que lleva a la autodestrucción.
También me gustó mucho el boceto, Teresa.
Un beso y un abrazo.