17 de diciembre de 2010

Echando la carne al asador

Son tantas cosas que se extrañan de la ciudad donde has vivido tanto tiempo, especialmente los pequeños detalles que te hacen mantener una sonrisa a la distancia. Podría parecer banal pero algo que identifica a los norteños es la carne asada, el hecho de reunirte con la familia y/o amigos mientras esperas que la chuleta esté lista mientras tomas una cerveza fría es parte de nuestra cultura (aunque Alfonso Reyes afirmara que donde empieza la carne asada termina la buena mesa). Claro que no pueden faltar las papas, las cebollas, salchichas, salsas, queso y muchas tortillas. Cada quien tiene su sazón, y orgullosamente afirmo que mi padre es de los mejores para los menesteres del banquete a las brasas, no es necesario un pretexto para que se arme la "carne asada" porque así ya le llamamos a estas reuniones carnívoras propias de los bárbaros del norte, en mi caso la razón para sacar el asador fue que era la víspera de regresar al DF donde la mayoría vivimos en departamentos y nos vemos privados de delicias a las brasas.




Chilacas, cebolla y papas



Echando la carne al asador







Caricia de fuego








4 Fisgones morbosones:

Srta. Maquiavélica dijo...

niña con esas fotos me has abierto el apetito jajaa
saludos

TeReSa dijo...

No pues yo estoy igual!!

Saludoss!

El Rulfiano dijo...

Lo mismo digo.
Un beso y un abrazo

VioletaJacaranda dijo...

Soy vegetariana, pero debo admitir que aún cuando ahora el olor de la carne me parece desagradable, si ese olor tuviera un trasfondo estoy segura que lo extrañaría. A mi me pasa con las gardenias, con la lluvia, con el olor a bosque o a fogata, el olor del caldo de pollo de mi madre, el de los perfumes de maestra y con muchas otras cosas más. Para mi los olores son otra de las muchas maneras de viajar en el tiempo.

Debo dormir, mañana tengo clase temprano, pero otro día con más calma te sigo leyendo.