16 de marzo de 2010

El cuarto

Me sentí sola, un momento de ansiedad se apoderó de mis pensamientos y me daban ganas de llorar de coraje por no poder cambiar lo inevitable, sin consuelo, me sentí huérfana y herida.

Reprimí mis lágrimas y buscaba una salida pues me sentía débil y mareada. ¿Qué hacer en estos casos? Hace mucho que olvidé a Dios y el bienestar de tener un padre protector -aunque sea inventado- para resistir la carga.

He aprendido a vérmelas por mí, valiéndome de lo que soy y lo poco que sé de la vida. Es complicado vivir de esta manera, existe una inercia a olvidar el valor propio e intercambiarlo por la adoración a lo sublime e intangible.

Somos el dios que queramos ser.


4 Fisgones morbosones:

Vartan dijo...

No te dejes zarandear; por el contrario,en todo impulso, corresponde con lo justo,y en toda fantasia, conserva la facultad de comprender.

¿Para que me sirve mi alma ahora?
En toda ocasion, plantearme esa pregunta e indagar que tengo ahora en esa parte que llamamos conciencia; y de quien tengo alma en el momento presente.

Marco Aurelio.

El Rulfiano dijo...

Esta fotografía está muy padre, Teresa; si me dejaran titularla la llamaría "El Guardian".
Teresa, te aseguro que el mal trago pasará. Mientras que no quede por tí el seguir haciendo lo mejor posible las cosas.
Un beso y un abrazo.

TeReSa dijo...

Ese es uno de mis momentos especiales, en que siento mi presencia en el mundo y no sè qué hacer con ello...tener conciencia, algo así.

Gracias por los comentarios...

:D

TeReSa dijo...

Por cierto, casi nunca titulo las fotos que tomo, pero gracias x la sugerencia...

La tomè en la calle Brasil, detrás de la Catedral Metropolitana (DF).