28 de mayo de 2009

La sangre en el cuerpo


Tengo los ojos cerrados y escucho tus pasos en el piso de vinil, arrastras tus pies porque estás cansado pero llegas a verme. Quieres hablar pues nadie te escucha en tu trabajo, aunque quisiera no me interesa tu patética vida porque he de confesarte que yo sí tenía una vida interesante hasta...bueno, que te conocí.


Bajas el nivel de la luz, es insultante esa iluminación tan blanca que deja asomo de las pequeñas mentiras que ocultamos bajo la ropa o las sábana. Siento mi piel fría y tengo miedo al sentir tu mano en mi cuerpo, está caliente pero seca se nota que tienes un carácter fuerte, quieres saber mucho de mí pero este silencio grita mi rabia de estar aquí contigo. No lo puedes evitar, tienes una erección al ver el semen seco entre mis piernas, si te contara, si pudiera. Anda, vamos...desentrañame para que creas conocerme, pues yo no diré una palabra.

¿Lo sientes? Ese es mi corazón tómalo y guardalo en formol.

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