25 de enero de 2009

Sobre el cielo y la tierra


Aun saboreo en mi mente los diálogos de la película "Las alas del deseo" (Der Himmel über Berlin) y me siento feliz, por ese lapso tan breve lleno de personajes dulces y etéreos, ángeles que escuchan los pensamientos y te acompañan, y de vez en cuando desean vivir lo que los humanos vivimos, aunque duela.


Parece que esa trama ya se ha explorado, pero que esta película es alemana nada de clisés gringos...narraciones sobre la soledad y el amor con soliloquios mentales. Especiada con la música de Nick Cave.


Degustad:


Cuando el niño era niño
era el tiempo de preguntas como:
¿Por qué estoy aquí?
¿Por qué no allí?

¿Cuando empezó el tiempo y dónde termina el espacio?
¿Acaso la vida bajo el sol no es sólo un sueño?
que veo oigo y huelo,

¿no es sólo la apariencia de un mundo ante el mundo?
¿Existe de verdad el mal
y gente que en verdad son los malos?

¿Cómo puede ser que yo,
el que yo soy,
no fuera antes de devenir;
y que un día yo,
el que yo soy,
no seré más ese que soy?

.

.

.

En esta página están reunidos los textos de los diálogos de los personajes:


5 Fisgones morbosones:

Eduardo Cabreado dijo...

¿No existirá la posibilidad que esa película americana innombrable sea un plagio? No me extrañaría con eso de que ya se piratearon la trama de REC para una película de horror ¬¬

Nunca más veré películas en el cine si un día se atreven a robarse la historia de Cinema Paradiso.

Anónimo dijo...

¿Es ésta una película que pasaron en el Arocena? Recuerdo haber leído en el periódico del domingo algo parecido.

Cuando preguntamos porqué estamos aquí, estamos aplicando un mecanismo local a uno más extenso con el riesgo de desvirtuar la analogía. Bien es sabido que nuestros pasos nos llevan a ciertos sitios y nuestra mente concibe eso como causa/efecto. Nuestra construcción por medio del sexo nos podría decir que estamos aquí por instinto de otros, aunque muchos quedan insatisfechos pensando que la individualidad puede separarse del cuerpo y ser "anterior" a su construcción.

Quizás sí estemos aquí y ahí y allá y acuyá, es decir, es imposible demostrar que solo estemos aquí y no en universos-múltiples... siempre y cuando definamos que es el yo. El tiempo no podría empezar -ni terminar- dado que su ausencia imposibilita el antes y el después con que quieren compararlo, pero si podría estar nuestro cerebro incapacitado aún para poder resolver esa paradoja -como muchas otras-. Otra paradoja ocurre con el espacio, no podría empezar -ni terminar- dado que su ausencia más atrás de la barda, imposibilita separar dos sectores (el espacio y el no espacio)...

Por otro lado, el que algo no se pueda mover "más allá" podrá ser confundido con que el espacio terminó ó que el tiempo no permite la acción, aunque también podría realmente demostrar los límites del espacio/tiempo. En resumen, creemos tener libertad y creemos que hay un lugar sin ella, cuando quizás sea ilusoria cualquier libertad. La presencia ó ausencia de una ilusión quizás sean otras dos ilusiones más. Un cerebro evolucionado otro millón de años quizás pueda descifrar el misterio, porque por analogía, un chimpancé no parece captar el teorema de pitágoras. No parece extrañarlo ni reconocerlo.

El sábado seguí pensando en el viaje en el tiempo. "Somos" átomos. Dicen que es muy probable que estemos en estos momentos aspirando una átomo de oxígeno que orinó (digamos) Mozart. Actualmente, la punta de nuestra nariz tiene un átomo de carbono que quizás perteneció a un árbol del siglo XIX. Si viajaramos -con nuestro cuerpo- al pasado, a tiempos de ese árbol, necesitaríamos el átomo de nuestra nariz (y muchísimos más para seguir siendo uno-mismo) por lo que el árbol en cuestión quizás perdiera ese átomo por estar ahora en nuestra nariz y para "no duplicar átomos en el universo". Entonces ese árbol sufriría una (o más pérdidas) y dejaría de "ser árbol". Todos los átomos de ese momento histórico que ahora pertenecen a nuestro cuerpo, desaparecerían de sus respectivos cuerpos, dejándolos agujereados y posiblemente inservibles.

Ó al revés, el árbol mantendría ese átomo y desaparecería de nosotros dejándonos incompletos, de hecho totalmente huecos, pues nuestro cuerpo seguramente no es de primera-mano pues se alimentó de átomos ya existentes en el siglo XIX. Con ésto, se me antoja pensar que viajar para atrás ó para adelante sin seguir las reglas de intercambios conocidas, destruiría los viajeros, los folletos, las agencias de viajes y los destinos.

Escritora Anónima dijo...

orale,

nunca he visto esa película.



esta bueno tu blog me lo voy leyendo poco a poco, ojalá no te moleste


saludos!

TeReSa dijo...

José Eduardo: Fíjate que me he alejado mucho de las salas de cine convencionales, prefiero ir a las muestras de películas aunque no todas me gusten y/o descargarlas de internet.

YorcH: Cómo me gustan tus comentarios, y sí, en efecto esta película la exhibieron en el Museo Arocena... Has ido a los ciclos de pelis?

Isabel: Gracias por la visita pasada y espero que sigas por aquí.

Anónimo dijo...

Tere: No, no he asistido a alguna de las películas del Arocena. Pero tengo ganas de darme una vuelta alguna vez.