Nos sumergimos en esta espiral descendente en lo referente a cómo vivimos, nos estamos convirtiendo en un materia inerte, el mayor sueño es tener algo que comer y cuando lo tenemos nos atragantamos en toneladas de comida chatarra, el fútbol, el sexo, la televisión basura y el intempestivo ataque de mensajes de texto son paliativos a la realidad.
Somos adultos porque tenemos la edad necesaria que marca la alguna ley, pese a todo no hacemos nada trascendente. Arrastramos a los niños con una marejada de indiferencia e hipocresía. Es pecado matar a un ruiseñor, como también es pecado acabar con la inocencia de los niños y someterlos a la miseria, ellos lloran y cuestionan cuando ven que algo está mal...cuando crezcan sólo voltearán hacia otro lado.
No es que tenga la piel demasiado delgada, es que me da asco.
0 Fisgones morbosones:
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