2 de agosto de 2008

Autoflagelación

He sentido el amor como un arma para dañarme a mí misma, he buscado sin encontrar y esperado sin respuesta:

El Gulit perdió un día el amor de su compañera, y para castigarla, para que sufriera remordimientos, decidió irse comiendo poco a poco a sí mismo. Devoró primero sus trece patas izquierdas; después las trece derechas. Más tarde atacó la masa de su cuerpo, empezando por el extremo opuesto a la cabeza. Siguió con el torsó. Llegó al cuello, y se detuvo, antes de seguir, en espera de que aquella cuya atención buscaba ganar con tales sacrificios se apiadara de él. como no lo hizo, el Gulit se enojó mucho y continuó mordiéndose. Con grandes esfuerzos, ahora porque estaba casi muerto, logró clavar los colmillos en sus orejas, su nuca, sus ojos; en la poquísima carne que había alrededor de sus mandíbulas. Cuando no le quedó por tragar ni una brizna de pelo y escamas, de pluma y materia córnea, cuando era sólo un vacío circundado de dientes, el Gulit se resignó a morir de hambre. Cosa que ocurrió a la otra mañana..."*

"La Carcajada del gato"
Luis Spota



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