3 de septiembre de 2013

Así andamos

Un simple gracias y un por favor -honestos- cambiarían mucho a esta ciudad, o a cualquier otra, pero en este momento me refiero a esto que llamamos Distrito Federal, Ciudad de México o coloquialmente Chilangolandia. Se supone que en estos lares es donde se concentra la mayor parte de todo los servicios y los espacios culturales no debían ser la excepción, es este aspecto se ha tratado de imitar modelos de otros países donde la armonía  y equilibrio de la sociedad crea prosperidad económica y cultural.

Ello es una bonita fachada para lo que se encubre de la sociedad: una violencia y agresividad intrínsecas al vivir en semejante aglomeración de personas. No voy a mencionar lo que ocurre en los barrios que denominan conflictivos (eufemismo de pobreza y todo lo que conlleva) sino por mis andares diarios me llevan a las zonas exclusivas donde he notado que por mucho que la mona se vista de seda, chilango se queda.

Justamente el domingo fui a hacer mis compras a la tienda Chedraui Polanco y como no había carritos disponibles poco a poco los fueron trayendo eso no fue molestia lo malo fueron las pequeñas peleas que había entre los clientes por tomar uno, los que estaban formados esperábamos mientras que no faltaron quienes arrebataron un carrito apenas los pusieron, después siguieron las largas colas para pagar en donde más de un cliente vociferaba la lentitud de los cajeros, ancianos que se metían en la fila (sé que tienen preferencia pero qué modales), salir del estacionamiento fue una zona vedada de cortesía hasta un fulano me pitaba desesperado porque le di el paso a unas personas. Esta la escena típica de egoísmo en conjunto, cada quien quiere darle preferencia a sus necesidades sin importar si es preciso incomodar a alguien más. 

Es la pretenciosa clase media-alta con sus ínfulas pero que no olvida las mañas barriobajeras, son ellos los que exigen a cualquier empleado más allá de lo que le corresponde y los llaman asalariados, los que mandan a los hijos a escuelas que enseñen valores, los que su religión pide humildad pero minimizan a la sirvienta, quienes piden ciclovías al gobierno pero no le dicen a la mamá que se baje de la suburban, los que comparan a México con países europeos sin tomar en cuenta que ellos también son parte del problema.





1 Fisgones morbosones:

maldito desgraciado dijo...

http://www.revistaesnob.com/2013/08/ciudad-transitiva/

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